Los países de la Liga Arabe y de América del Sur reclamaron este martes en Doha el fin de la especulación financiera para evitar nuevas crisis económicas y aparcaron el espinoso tema de la orden de detención emitida contra el presidente sudanés Omar el Bechir, que no apareció en la declaración final.
La segunda cumbre entre ambas regiones hizo hincapié "en la necesidad de establecer un sistema financiero internacional que evite la especulación financiera", afirma la declaración final de esta cumbre de un día en la que participaron los 22 miembros de la Liga Arabe y los 12 países de Sudamérica.
"Hay que reforzar los mecanismos de cooperación entre los países del sur para prevenir las crisis y la pobreza", agrega el texto final, tres de cuyos firmantes -Argentina, Brasil y Arabia Saudita-, participarán en la cumbre del G20 de Londres.
Desde 2005, cuando Brasilia acogió la primera cumbre del ASPA (América del Sur-Países Arabes), algunos países, como Brasil, han triplicado sus intercambios comerciales con los árabes.
Según datos de la Cámara Arabo-brasileña de Comercio, las relaciones comerciales entre ambos bloques alcanzaron los 17.976 millones de dólares en 2007. La balanza comercial es favorable a Sudamérica, que exportó productos por valor de 10.653 millones de dólares e importó por 7.323 millones de dólares.
Los mayores exportadores sudamericanos a los países árabes fueron Brasil y Argentina, y Arabia Saudita y los Emiratos Arabes Unidos por parte árabe.
El temor a que la crisis dé al traste con la pujante relación económica dominó la cita de Doha, en la que participaron ocho jefes de Estado sudamericanos representando a sus países. Fueron la chilena Michelle Bachelet, el venezolano Hugo Chávez, el boliviano Evo Morales, la argentina Cristina Kirchner, el paraguayo Fernando Lugo, el brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, el de Surinam, Runaldo Ronald Venetiaan y el de Guyana, Bharrat Jagdeo.
Por parte árabe, asistían el líder libio Muammar Kadhafi, el presidente sirio Bachar al Assad, el de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas y el presidente sudanés Omar el Bechir, buscado por la justicia internacional por crímenes de guerra y contra la humanidad y a quien Chávez expresó un apoyo fervoroso.
Chávez se preguntó por qué la Corte Penal Internacional, emisora de la orden de detención de Bechir, no cursaba una contra el ex presidente estadounidense George W. Bush: "vayan a buscarlo, es un genocida".
Pero la de Chávez fue una voz en el desierto sudamericano. Tras la muestra de apoyo y unidad en torno al presidente sudanés de la cumbre de la Liga Arabe del lunes, este martes la declaración final no mencionó el asunto, los crímenes contra la humanidad presuntamente cometidos por Bechir en Darfur.
La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, que ejerció de portavoz de la región en calidad de responsable actual del UNASUR (Unión de Naciones de América del Sur), explicó que no era un tema sobre el que no habría existido consenso con los árabes.
La mayoría de los países sudamericanos se sometieron a la jurisdicción de la Corte Penal Internacional. En el caso de Chile -Bachelet fue detenida y torturada durante la dictadura de Augusto Pinochet-, la sensibilización es especial: "por nuestra propia experiencia, hay momentos en que la soberanía de los países no basta, hay valores que son universales, como los derechos humanos", dijo a la prensa.
La declaración final reclamaba también "la reanudación de las negociaciones" para hallar una salida al contencioso británico-argentino por las islas Malvinas -a lo que se niega Londres.
Finalmente, el texto condena "la acción militar israelí en la franja de Gaza, que llevó a la muerte de miles de civiles palestinos y a la destrucción de las infraestructuras".
La próxima cumbre árabes-sudamericanos se celebrará en Perú en 2011.

